jueves, 28 de diciembre de 2006

19. Autodefensa (por Christopher Boone)

A continuación del texto que transcribí en el post “17. El lenguaje (por Christopher Boone)”, aparece este otro:

Pero yo no hago caso porque no escucho lo que dicen las demás personas y a palabras necias oídos sordos y llevo conmigo mi navaja del Ejército Suizo y si me pegan y yo los mato será en defensa propia y no iré a la cárcel. (Pág. 63)

Yo suelo bromear con que si alguna vez hago una barbaridad me dejarán libre por enajenación mental transitoria. Ventajas de ser oficialmente una enferma mental.

(Para los que duden: ESTO ES UNA BROMA.
O por lo menos he intentado que lo sea.)

lunes, 25 de diciembre de 2006

17. El lenguaje (por Christopher Boone)

Cuando leí el libro “1984” me fascinó el concepto de neolengua, un idioma creado por el estado y para el estado. El Gran Hermano decide lo que dices y por lo tanto lo que conoces y lo que piensas.

El libro plantea la duda de si es antes la idea o la palabra. ¿Tenemos un concepto y le aplicamos una palabra? ¿Existe ese concepto si no conocemos la palabra?

Una de las principales dificultades en las traducciones es que no existen todas las palabras en todos los idiomas. En euskera existen muchas más palabras que en español para las diferentes relaciones familiares, en el idioma de los inuit (esquimales) existen muchas palabras para definir los distintos tipos de nieve o hielo y el año pasado descubrí que en ingles hay verbos específicos para cada forma de reír (en español tenemos que explicarlas) y así en cada idioma.

Quizá es que sólo ponemos nombre a aquello que podemos o sabemos sentir, y que esa capacidad cambia en cada sociedad porque los humanos tenemos un gran fallo, sólo vemos lo que estamos entrenados para ver.

Quién piense que la neolengua es un concepto sacado de la mente de George Orwell se equivoca, estamos inmersos en ella, o si no, ¿por qué llamamos daños colaterales a los asesinatos de civiles inocentes? ¿Por qué a veces se dice banda terrorista y otras movimiento de liberación? ¿De dónde ha salido el concepto de ataque preventivo?


Los niños de mi colegio son estúpidos. Pero se supone que no debo llamarlos estúpidos, ni siquiera aunque sea eso lo que son. Se supone que he de decir que tienen dificultades de aprendizaje o que tienen necesidades especiales. Pero eso es estúpido, porque todo el mundo tiene dificultades de aprendizaje, porque aprender a hablar francés o entender la relatividad es difícil. Y todo el mundo tiene necesidades especiales, como Padre, que tiene que llevar siempre encima una cajita de pastillas de edulcorante artificial que echa al café para no engordar, o la señora Peters, que lleva en el oído un aparato de color beige para oír mejor, o Siobhan, que lleva gafas gruesas que si te las pones te dan dolor de cabeza, y ninguna de esas personas son de Necesidades Especiales, incluso aunque tengan necesidades especiales.

Pero Siobhan dijo que teníamos que utilizar otras palabras porque a los niños del colegio la gente solía llamarlos cortos y gilis y memos que eran palabras muy feas. Pero eso también es una estupidez porque a veces los niños de la escuela de un poco más allá de nuestra calle nos ven bajar del autocar y nos gritan “¡Necesidades especiales¡ ¡Necesidades especiales!”. (Pág. 63)


Tenemos una manía especial de cambiar el nombre de las cosas para no molestar a nadie. Tendemos a llamar a los ciegos “invidentes” cuando ellos mismos se definen como ciegos, hablamos de que alguien ha desaparecido cuando se ha muerto y la novedad, utilizamos la palabra género en vez de sexo cuando sólo las cosas tienen género, los seres vivos tienen sexo, así que lo de la violencia de genero es una gilipollez.

Para rizar el rizo, hace poco leí en Por un puñado de post que el año pasado unos grandes almacenes cambiaron el Feliz Navidad por un Felices Fiestas o que en Boston el ayuntamiento cambió el nombre del “árbol de Navidad” y le llamó “árbol de fiestas”. Cosas de lo políticamente correcto (otras dos palabrejas que no me gustan).

Sin embargo también leí esto otro en El blog de Mr. Celofán. Menos mal que aún hay gente con inteligencia y humor en la cabeza.

(Sigo sin querer hablar del “vosotros y vosotras” porque ahí sí que me cabreo).

viernes, 22 de diciembre de 2006

miércoles, 20 de diciembre de 2006

13. Razón e intuición (por Christopher Boone)

Mi segundo post lo dediqué a la navaja de Occam. No es que yo haya elegido esa ley para regir mi vida, que es lo que dije aquel día, sino que cuando descubrí esa ley me di cuenta de que es así como mis pensamientos funcionan.

Y eso demuestra que a veces la gente quiere comportarse de manera estúpida y no quiere saber la verdad.
Y demuestra que algo llamado la navaja de Occam es cierto. Y la navaja de Occam no es una navaja con la que los hombres se afeitan sino una ley, y dice

Entia non sunt multiplicanda praeter neccesitatem.

Que es latín y significa

No ha de presumirse la existencia de más cosas que las estrictamente necesarias.

Lo que significa que a una víctima de asesinato la mata habitualmente alguien conocido y que las hadas están hechas de papel y que uno no puede hablar con alguien que está muerto. (Pág. 120)

Esta ley me ha funcionado el 99% de las veces, lo malo es que ese 1% está lleno de cosas muy importantes.

La lógica desaparece cuando los sentimientos entran en juego y yo ahí me pierdo. Cuando la gente siente, ya sea amor, odio desesperanza..., lo que sea, actúa de un modo que no entiendo y que por lo tanto no puedo prever y eso me aturde, me descoloca.

Hemos abandonado el terreno de la razón y hemos entrado en el de la intuición.

Esto demuestra que la intuición puede hacer que a veces nos equivoquemos. Y la intuición es lo que la gente utiliza en la vida para tomar decisiones. Pero la lógica puede ayudarte a deducir la respuesta correcta. (Pág. 90)

Soy como Christopher, opino que es la lógica la que nos lleva a la respuesta correcta, así que llevo toda mi vida huyendo del terreno en el que no funciona. No tengo intuición y las pocas veces que he intentado usarla han sido un clamoroso fracaso, así que lo he dejado.

El señor Jeavons dijo que yo era un chico muy listo. Yo dije que no era listo. Tan sólo advertía cómo son las cosas, y eso no es ser listo. Sólo es ser observador. (Pág. 41)

También uso la lógica para entender la intuición y he llegado a la conclusión de que la intuición no existe, lo que existe es la capacidad de observación, análisis e interpretación del comportamiento de los demás, y yo no tengo de eso.

domingo, 17 de diciembre de 2006

Zgz 3.0 Sonrisas y lágrimas

La pasada primavera, en plena hecatombe emocional, escribí un post sobre lirios. Siempre han sido mi flor favorita pero no los veía muy a menudo hasta que empecé a pasar delante del jardín del nº 58 del paseo de Sagasta.


Esas matas verdes son de lirios morados. Ellos provocaron mi primera sonrisa de esta primavera después de muchas lágrimas. Más tarde llegaron nuevas sonrisas pero esa fue la primera. También siguieron llegando lágrimas, muchas más, durante muchos meses.

Hace unas semanas coloqué en el comedor de mi casa la reproducción de la Matas de lirios de Van Gogh para poder ver lirios todo el año y no sólo en marzo.


Ahora sonrío cada día.
_____________________________

Lunes 18 de diciembre, 16:00

Ha florecido un lirio morado. He pasado y me estaba esperando, como si supiese que acababa de escribir sobre él. No sé si es normal que haya florecido en esta época, pero yo se lo agradezco.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Al final sí se hizo justicia

Pinochet ha muerto, ya nos ha dado tiempo de enterarnos a todos. La noticia ha salido en prensa, televisión, radio y en muchos blogs. Entre todo eso me quedo con esta otra parte de la noticia.

Muchos criticarán su comportamiento pero a mí me gustaría poder actuar de un modo tan valiente alguna vez.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Re-modelación

De vez en cuando leo la prensa gratuita y de vez en cuando encuentro cosas que utilizo aquí o que me inspiran algo. Ésta vez ha sido al revés, el día 5 escribí un post sobre los modelos y hoy he leído esta columna en la contraportada del diario ADN.

Saber... y saberse

Nacimos puros. Nuestro programa cerebral estaba virgen, todo por construir, todo pendiente de grabar. Éramos enanos físicos con un apoteósico cerebro en desarrollo. Y precisamente por esto, desde nuestra inconsciente conciencia lo captábamos todo. Unos, envueltos en un entrañable calor familiar; otros, agrietados en una angustiosa gelidez humana.

Unos gigantes nos trataban como “preciosidad”, “llorón”, “amor” o “pesadilla”. Aquellos contactos moldearon nuestra más profunda manera de ser: fueron la plastilina de nuestra esencia.

Después, con los años, alcanzamos la movilidad física y después la intelectual. Entramos en la trascendente época del contagio, del modelo a imitar, que siempre se adquiere por proximidad y que contamina e influye decisivamente en nuestros comportamientos, a veces de forma positiva, a veces de manera fulminantemente negativa. Porque hay contagios muy sanos y hay contagios que matan.

Así se va configurando, día tras día, nuestra esencia: la cuna nos moldea y el contacto nos perfila. Ya adultos, a veces conseguimos tomar conciencia de que vivimos en una sociedad de sociedades, plagada de adscripciones a neones y lentejuelas siempre efímeras. Y llegamos a la sublime madurez, una variable de infinitos matices en la que, cuando no hay egos pendientes, el esfuerzo por pertenecer al grupo queda diluido en medio de la placentera e inconmensurable sensación de saberse uno mismo.


En mi post quería hablar sobre lo que nos influye la gente que nos rodea, de que cualquiera nos sirve como modelo tanto para lo bueno como para lo malo, porque nos sirve igual nuestro padre, nuestra vecina, un profesor, los compañeros de colegio (y a través de ellos sus propios modelos) y por supuesto también los personajes de la televisión. Al final los comentarios se centraron en eso, en la televisión, aunque mi intención era otra. Cuando leí la columna pensé que la idea les había quedado más clara que a mí. Espero que esta vez me haya explicado mejor aunque haya sido a través de las palabras de otro.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Zgz 2.0 Un balcón con aires de grandeza

Ningún turista lo ha visto, eso seguro, porque nadie en su sano juicio gasta ni un minuto de sus vacaciones en ir a ver el edificio de la delegación del Ministerio de Hacienda. Es el típico edificio de oficinas de los años 70 u 80, dos fachadas llenas de cristaleras y otras dos de hormigón sin ventanas. Lo curioso es que en lo alto de una de esas fachadas hay un único balcón.



Siempre he supuesto que ese sería el despacho del "jefe", pero en vez de estar en una calle estrecha de una capital de provincia pegaría más frente a una gran plaza en la capital de un estado dictatorial. Es muy apto para dar grandes discursos y que todo el mundo se sienta intimidado. Nada alrededor donde mirar, sólo a la persona que habla.

Por si alguien quiere verlo, está al final de la calle Albareda.

martes, 5 de diciembre de 2006

Modelos


Cuando somos niños todos necesitamos modelos en los que fijarnos. Estos modelos nos enseñan los diferentes roles que podemos adoptar en la sociedad.

Dicen que el hijo de un padre maltratador es probable que maltrate a sus hijos porque ese es el método de educar que conoce. Que las mujeres tradicionalmente somos más dóciles que los hombres también viene dado por los modelos en los que nos fijamos, desde la princesita del cuento hasta nuestra madre / hermana mayor moderando su opinión sobre algo para no contrariar a su marido / novio.

También influye en nosotros la falta de un modelo a seguir. He tenido hace poco varias conversaciones con una amiga sobre eso en referencia a los niños y adolescentes homosexuales, porque no tienen ningún referente en el que fijarse si exceptuamos a algún artista.

Todo esto viene al caso por unas frases que Miss Marple ha escrito. En el texto habla de un médico que la ha tratado y que le parece una persona extraordinaria por su inteligencia, capacidad de trabajo y profesionalidad. Después explica como ahora los modelos no son gente como él o escritores, arquitectos u otros profesionales. Sus palabras exactas son:

Solo me gustaría saber porque no hablan en la tele de gente así en vez de hacerlo de pelagatos inútiles que se ganan la vida con insultos y chabacanería de la peor ralea y mal gusto.

Solo me gustaría saber porque todos quieren ser modelos o futbolistas o "subnormales", que luego se llamaron "deficientes", después "disminuidos psíquicos" y ahora llamamos "famosos de gran hermano".

Nada más que añadir.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Gritos


Hoy me he enfadado y le he gritado, siempre lo hago, pero es superior a mí.

Hay situaciones que se arrastran durante años y aunque intentes taparlas siempre acaban saliendo, por eso siempre le grito.

La causa ha sido, como casi siempre, una tontería.

¿Y a quién le importa la causa?

La consecuencia son peleas y gritos.

Y luego sentimiento de culpa y ganas de verle aún menos de lo que lo hago.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Zgz 1.0 Un café con leche y dos de azúcar

No suelo salir muy a menudo a tomar café, la mayoría de las cafeterías parecen fumaderos de opio. Antes de la ley antitabaco fumaba alguna gente, ahora fuman todos. El ambiente ha empeorado mucho.

Las cafeterías a las que suelo ir, y no demasiado, son el Gran Café Zaragozano en la plaza de España, el Café Universal en el paseo de Fernando el Católico o, cuando quiero un Earl Grey, el Café di Roma del paseo de la Independencia.


La cafetería que más me gusta es el Café de Levante, en la calle de Almagro.


Lo fundaron en 1895 en el paseo de Pamplona, junto a la puerta del Carmen, en los bajos de un edificio que ya no existe y más tarde lo trasladaron a donde está ahora. Las mesas tienen las patas de metal y el tablero de mármol, hay una barra muy larga con una curva en medio y un ventanal que da a la calle con una vidriera de estilo modernista.



No tiene servicio de mesas pero los camareros son muy majos y el ambiente me encanta. Encuentras compartiendo espacio mujeres mayores con su chocolate caliente, ancianos con café y periódico, estudiantes tomando cañas y repasando apuntes o grupos de amigos tapeando. Aunque lo que más fama lleva es la leche merengada y la horchata, el chocolate y el café también son muy buenos, de los mejores que he probado en toda Zaragoza. Si pasáis por aquí os recomiendo que los probéis.

Para una persona que casi no sale cuatro cafeterías ya son muchas.

Normalmente voy con alguna amiga a charrar un rato y contarnos lo que ha pasado en nuestras vidas desde la última vez que nos vimos, que suelen ser bastantes semanas. Alguna vez he ido sola para hacer tiempo mientras llegaba la hora de alguna cita. Me siento con una bebida delante, algo para picar y un libro o una libreta entre las manos. Algunos de los posts que cuelgo aquí están escritos en cafeterías mientras esperaba a alguien. De algo tenía que servir mi manía de llegar siempre puntual o incluso demasiado pronto a los sitios.