martes, 29 de mayo de 2007

Sólo a veces

A veces me da por mirarnos como lo que somos, animales.

A veces intento buscar explicaciones biológicas a nuestros comportamientos.


A veces me pregunto cómo hemos pasado a sobrevalorarnos tanto como lo hacemos.


A veces necesito menospreciar nuestros esfuerzos de tener cosas, de querer ser alguien en la vida.


A veces me sorprendo de la necesidad de tener espiritualidad, esté o no adscrita a un religión concreta.


A veces siento que nos obligamos a vivir para el futuro y cuando vemos que nuestro futuro nunca llega lo hacemos para el futuro de los que vengan.


A veces pienso que la ignorancia me haría más feliz y que debería haber elegido la pastilla azul.


A veces me gustaría que nunca hubiésemos salido de la caverna, que no se hubiese inventado la rueda, que no supiéramos pensar.


A veces creo que ir a trabajar cada día no sirve de nada. Ni leer, ni votar, ni hablar, ni sonreír, ni relacionarme...


A veces estoy convencida de que nada sirve de nada.


Hoy es a veces.

miércoles, 23 de mayo de 2007

No encuentro las palabras

No encuentro las palabras para explicarlo y no es porque sea complicado o porque esas palabras no estén en mi cabeza, es que no las encuentro.

Malditas pastillas. Sólo me producen efectos secundarios leves pero éste me preocupa. Comienzo a hablar, quiero decir algo, sé que hay una palabra concreta que lo explica, sé que está en mi cabeza pero no llega a mi boca, no la encuentro. Es frustrante.


Hace poco leí algo similar a lo que me pasa en una
entrevista que le hicieron a Juan José Millas en El País. Las preguntas las hacían lectores y el tema era el documental que acababa de hacer para Canal+ sobre el trastorno bipolar.
Una chica que le preguntó le dijo que desde que su ánimo está estabilizado no se emociona al escuchar a Malher, no se ha enamorado, no puede componer. Él le respondió con el caso del matemático de la película "Una mente maravillosa". Un periodista preguntó al matemático si ya estaba curado de su esquizofrenia y él contestó: ¿Consideraría ud. curado a un poeta que ya no tiene crisis pero que tampoco puede escribir?. Millás también cuenta el caso de otra enferma con trastorno bipolar que explicaba su deseo de dejar la medicación a su hijo de esta manera: Hijo ¿le pedirías a Superman que se resignara a ser el tonto de Clark Kent toda la vida?.

A mí se me dan bien las palabras, se me da bien pensar, hablar, discutir... Me gusta escribir, y cuando estoy deprimida escribo mucho y creo que escribo bien (algunas cosas de las que escribía las encontrareis en la etiqueta "en mis dedos").
Cuando estoy eutímica, equilibrada, cuando estoy "bien" no encuentro las palabras al hablar y dejo de escribir. O escribo poco. O escribo mal.

Ése es el tipo de cosas que no le dices a tu psiquiatra cuando te pregunta por los efectos secundarios. Me imagino la escena:

If: Desde que tomo las pastillas no escribo buena poesía.
Ps: Yo nunca he escrito buena poesía.

Me imagino a Van Gogh:

V.G.: Desde que tomo las pastillas no soy un genio de la pintura.
Ps: Yo nunca lo he sido. Bienvenido a la mediocridad.

No voy a dejar las pastillas pero perder la única manera en la que sé expresarme es una puta mierda. Lo siento, no encuentro las palabras para decirlo de otra manera.

lunes, 21 de mayo de 2007

Sábado por la tarde

Mi cuello cae hacia atrás, mis párpados resbalan sobre mis ojos, mi respiración se hace cada vez más profunda y voy perdiendo el control sobre mi cuerpo. Sólo quiero dormir.

Son las 5 de la tarde. He tomado 1 mg de lorazepam hace un par de horas y 10 mg de rizatriptan hace menos de una. El dolor de cabeza se ha ido y también el mareo y la rigidez de cuello. Han llegado la dificultad para mantenerme despierta y para concentrarme. Estoy haciendo como que trabajo, pero si tuviese que hablar con alguien ahora apenas podría. Mi lengua se arrastraría por mi paladar en vez de moverse veloz, las letras se tropezarían unas con otras y no se me entendería.

Quizá pensasen que he venido a trabajar borracha.
Quizá eso se aproxime bastante a la realidad.

escrito el sábado 19_mayo_2007

viernes, 18 de mayo de 2007

Demasiado fácil

Estaba sentado, solo, en un banco. Eran las 10 de la mañana pero ya hacía falta algo de sombra para no pasar calor, sobre todo si llevas botas y una cazadora gruesa.

Parecía pensativo. Ya le había visto más veces por la zona, esa es su casa, pero la expresión de su cara hoy era diferente. Quizá pensaba en su pasado, o en su presente. Quizá pensaba en la gente que había dejado en el camino, o en los que lo habían dejado a él. Quizá pensaba en como conseguir otro brick de vino o en la última noche que fue al albergue y dijo que ya no volvería. Quizá tenía la mente en blanco.

Dicen que todos podemos acabar así, en la calle, sin nada. A veces, cuando estaba deprimida lo pensaba y sí, es muy fácil. Eran épocas en las que cortaba el contacto con la gente, me alejaba de mis amigos y de mi familia. Siempre mantuve mi trabajo pero si mis bajas hubieran sido más largas lo hubiera perdido. Alejada de todos, sin trabajo, sin valor para buscar otro o para pedir ayuda..., hubiese sido muy fácil.

miércoles, 16 de mayo de 2007

¿A cuánto está el voto?

Para mí votar es importante, creo en el sistema electoral aunque los políticos no estén a la altura. Este año no sé si estaré en Zaragoza ese día o será V quien venga a verme a mí así que vamos a votar por correo. No es la primera vez que lo hago pero este año mi sensación ha sido diferente. ¿Por qué será?

Hace un par de semanas fui a una oficina de correos a pedir impresos para solicitarlo. Los rellenas y a los pocos días te llegan las papeletas a tu casa, todo esto presentándote en persona con el DNI en la mano. Cuando los pedí, la empleada de la ventanilla me miró con bastante guasa y me preguntó cuantos quería. Le pedí dos, uno para mí y otro para V. Me los dio sin parar de sonreír y me dijo: Ya sabes que tienes que entregarlos personalmente, ¿verdad?

Ayer lo rellené en casa, me equivoqué y lo tuve que tirar. Volví a correos con la intención de rellenarlo allí y dejarlo directamente y nuevamente la empleada, una diferente esta vez, me preguntó cuantos quería.

No sé si se ha convertido en norma lo de coger múltiples impresos para múltiples personas o qué, pero me están quitando la fe que tenía en el sistema electoral español.

viernes, 11 de mayo de 2007

La niña del faro, por Jeanette Winterson

Simplemente es diferente a todo lo que yo había leído antes. Este libro me exige participación, se niega a que sea una simple espectadora.

En general los libros, y especialmente las novelas, explican algo, lo muestran, y nosotros lo recibimos tal cual. Sean más sencillos o más difíciles de entender sólo tenemos que hacer eso, entenderlos. Cuando los hemos acabado podemos seguir desarrollando pensamientos a partir de ahí. Este libro no te deja hacer eso.

Cuéntame una historia, Silver

¿Qué historia?

La de lo que ocurrió después.

Eso depende.

¿De qué?

De cómo la cuente.








La Winterson cuenta esta historia mezclándolo todo, como si no hubiese un orden. Puede que quizá lo haya, pero sólo quizá.


La mezcla está compuesta por Darwin y el fósil de un caballito de mar, Stevenson, el doctor Jeckyll y mr. Hyde, luz y oscuridad, los siglos XIX y XX, el Atlántico y el Mediterráneo, la bruma y la luz del sol, la sal, Babel (ya no son tres sino cuatro veces Babel), un farero ciego, una niña, un perro con las patas delanteras más largas que las traseras y un edredón de plumas de pato de un solo pato.


No sé exactamente que habrán visto los demás en este libro pero yo he leído una historia sobre el derecho a ser diferente y a elegir tu propia vida y las consecuencias de no hacerlo. Al menos eso es lo que yo he entendido. ¿Alguien ha entendido algo de lo que he escrito?

sábado, 5 de mayo de 2007

Presumidos

Paseo de Sagasta 35, pleno centro de Zaragoza. Un edificio de viviendas nuevo, estrenado hace pocos meses, no me atrevo a calcular el precio de cada piso pero en euros seguro que tiene seis ceros.

En el interior de los ventanales de lo que parecía un despacho vi dos banderas grandes, de las hechas para ondear en una fachada. Una era la de España y la otra tenía tres franjas verticales, las dos laterales negras y la central roja con el dibujo del yugo y las flechas en negro. Supuse que esa bandera era de la época franquista así que intenté ver el escudo de la otra, de la de España, por ver si era el del aguilucho pero no se distinguía. En la pared del fondo una foto, ¿de José Antonio Primo de Rivera quizá?

Después de verlas varios días busqué en Google imágenes “bandera falange” y apareció la dichosa bandera roja y negra. Después busqué en Google “falange paseo sagasta” y me encontré con la noticia de la inauguración el 17 de marzo de la nueva sede de Falange Española en Zaragoza. Siguen teniendo mucha pasta estos fascistas.

Esta semana volví a pasar y alguien había hecho una pintada en la puerta del edificio : “No! Falange”. Miré hacia arriba y habían quitado las banderas de la ventana y tenían las persianas a medio bajar. Como decía mi madre “para presumir hay que sufrir”, aunque creo que ella lo usaba en otro sentido.

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Nota para los no españoles:
-La bandera española actual tiene una corona real encima del escudo y la de la época franquista tenía un águila imperial. Cosas de la egolatría del antiguo régimen.
- La Falange Española es un partido, grupo, banda o como se le quiera llamar, de ideología fascista.
- José Antonio Primo de Rivera fundó la Falange en 1933, murió fusilado en 1936 y le consideran poco menos que un mártir. Está enterrado al ladito de Paco.
- Paco es un apelativo cariñoso para Francisco Franco.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Zgz 8.0 Todos los caminos llevan a Roma

El Teatro Romano está en el centro de Zaragoza. Se descubrió que estaba ahí en 1972, se pudo comenzar a visitar en 1995 y en el 2003 abrieron el museo adyacente pero yo no he ido a verlo hasta hace unos meses. Estas cosas suelen pasar, vives en una ciudad, sabes que hay lugares para visitar pero siempre dices “ya iré” y hasta que no recibes gente de fuera no lo haces.

Lo descubrí de una forma curiosa, fui con una amiga hace años al sex-shop de la calle Verónica (ahora no lo sé pero entonces era bastante cutre; el sex-shop, no el teatro) para comprar “accesorios” para una despedida de soltera y lo vi, está justo enfrente.


Hace poco que el Teatro Romano se ha convertido para mí y para alguien más en un lugar especial. Primeros besos, primeras caricias, primeros suspiros. La cultura romana ha adquirido un significado diferente.