Hoy empiezo lo que creo que será una nueva serie como ya lo están siendo los post sobre mi parecido con Christopher Boone o mi recorrido por Zaragoza. Hoy voy a hablar de un libro.
Siempre he leído mucho, desde niña, desde que aprendí. Recuerdo que con 8 o 9 años mis padres me mandaban a la cama hacia las 10 de la noche, que me dormía y que había aprendido a despertarme hacia la 1 de la madrugada. Entonces cogía un libro y leía durante dos o tres horas. Quizá sea por eso que empecé a tener ojeras a los 6 o 7 años y siguen ahí, perennes, bajo mis ojos.
Nunca he sido demasiado selectiva con mis lecturas. Básicamente siempre he leído todo lo que ha caído en mis manos, así que mi historial literario es peculiar. Están el Nobel ruso Alexandr Solzhenitsyn, la creadora de Harry Potter J. K. Rowling, el escritor de best-sellers Pérez-Reverte o la maravillosa Jane Austen. Por el contrario, faltan escritores tan importantes como Cervantes, Tolstoi, Delibes o Stendhal.
Tampoco había leído nada de Virginia Woolf. Me regalaron este libro, Una habitación propia, cuando cumplí 21 o 22 años. Lo medio-leí pero no me gustó demasiado. Ahora soy mayor, he leído más y he vivido más. Ahora me ha gustado aunque no esté de acuerdo con algunas de sus conclusiones.
Una habitación propia con cerrojo y quinientas libras al año. Esto es lo que, en 1928, pensaba Virginia Woolf que necesitan las mujeres para poder escribir buenas novelas.
Woolf va desgranando la relación de las mujeres con la novela. La ausencia de mujeres reales en las historias, o somos santas o demonios. La ausencia de mujeres escritoras antes del siglo XIX. La escasez de buenas escritoras después de esa fecha.
Su conclusión es que aunque seas un genio, si no te educan, te critican ferozmente si intentas hacerlo por tu cuenta, no tienes independencia económica y por lo tanto tampoco libertad, no puedes escribir buenos libros. Y aún venciendo todo eso, el cerrojo en la puerta para impedir interrupciones sigue siendo fundamental. Una de las mejores escritoras de todos los tiempos, Jane Austen, agradecía que los goznes de la puerta de la sala de estar en la que escribía hicieran ruido porque así podía tapar sus manuscritos con un papel secante o un bordado.
Y al final del libro, Woolf exhorta a las mujeres de principios del siglo XX a seguir escribiendo todo tipo de libros, aunque no fuesen grandes escritoras, porque sólo así habría una base sobre la que una de las grandes, una que aún no había nacido, podría apoyarse.
Dicen que la igualdad ha llegado. ¿Cuántas escritoras han recibido el Nobel de Literatura? 10 ¿Cuántas el Príncipe de Asturias de las Letras? 5 ¿Cuántas Académicas de la Lengua ha habido? 5. En la actualidad hay 40 Académicos y 3 Académicas.
Queda mucho por recorrer.
lunes, 26 de marzo de 2007
Una habitación propia, por Virginia Woolf
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10 comentarios:
Es curioso ahora repasaba el libro de Eric Rolf sobre las metáforas de las enfermedades y ha aparecido esto.
Alergias.
Son resistencias y representan la no aceptación propia de la cualidad que simboliza lo que te provoca al a alergia.
Por ejemplo a los gatos.
Los gatos simbolizan la independencia, la alergia a los gatos representa resistencia a la propia identidad o libertad.
Gatos- Independencia y libertad.
Caballos. Poder personal.
Polvo. Miedo a la muerte, al cambio, a lo desconocido.
Polen. Semilla de la creatividad. Cuando algo nace algo muere, nacimiento de lo nuevo y muerte de lo viejo.
Etc.
Ahora leo lo de esta señora pero le tengo un poco de manía, es una cosa personal con una expo que monté sobre ella.
Escribir puede ser divertido, gratificante, terapéutico, pero escribir necesita mucha concentración, tengo amigos escritores y es muy fácil perder el hilo con cualquier interrupción, de eso a que puedas escribir “buenas novelas2 con una llave y una renta, no se, creo que hace falta mucho mas.
Por cierto esta semana parece la semana Berlín, esa ciudad me aparece por todas partes.
“Aimée Y Jaguar. Una historia de amor, Berlín 1943.”
No conozco a Erica ya contarás.
No he leído el libro, ahora sólo leo a Paul Auster, hasta que acabe con él, en el buen sentido claro.
Estaba pensando que exceptuando Isabel Allende la mayoría de los libros que me gustan estan escritos por hombres, y ciertamente, eso es un síntoma de que algo no va como debiera. No es lógico que eso ocurra.
Tienes razón, queda mucho por recorrer.
Un beso.
Una llave y una renta... Hace falta algo más que eso para escribir, pero sin eso es imposible. Desafortunadamente, hoy en día, todavía hay muchas mujeres que no tienen un espacio propio. Algunas de ellas son propiedad de otros.
Algunas habitaciones me gustan mucho: la de la Woolf, la amarilla de Van Gogh...
Besos de color naranja.
PD: Esta es la primera "S".
Toro choca esos cinco! Yo ya acabé con Auster, ahora solo falta esperar a que saque algo nuevo, pero los cuatro cinco últimos son bastante flojos. Por cierto me falta la peli del puente.
De los ocho libros que he leído este año, cuatro son de una mujer, pero es la misma!.
No cinco! Que NADA es de Carmen Laforet. 5 a 3 no está mal.
Y no creo que lo de la llave sea patrimonio de las mujeres, la concentración es vital para ambos sexos.
Poco a poco...
Lee a Fred Vargas. Autora francesa negrocriminal. Por ejemplo, puedes empezar por Huye rápido, vete lejos.
Xnem, en la época de la Woolf, y en muchas casas aún ahora, las mujeres no tenían un espacio propio en la casa. Lo que escribía lo hacía en el dormitorio de su marido, la cocinma de su marido o la sala de estar de su maduro. Cuando alguien las interrumpía no pensaba quelo estuviese haciendo porque nada de lo que hacía una mujer era más importante que atender a los demás. Lo que necesitaban las mujeres es lo que empezamos a tener ahora, un espacio propio e independencia.
Toro, no he leído nada de Auster, pero a casi todos los blogueros que sonozco les encanta. Tendré que probar. En cuanto a Isabel Allende, La casa de los espíritus es una gran novela pero creo que el resto es de inferior calidad.
Vita, mi habitación tiene las paredes blancas y no hay pestillo. Arreglaremos eso.
Hackman, me la anoto. Ya he mirado en san Google quién es. Parece interesante.
No es cuestión de concentración es algo previo, algo tan básico como disponer de un espacio propio. Porque el sitio de las mujeres siempre ha sido espacio compartido: la cocina donde ella cocina para los demás, el cuarto de los niños, la sala de visitas... En la vivienda también podía (puede) haber un “despacho”, del marido claro. De eso habla Virginia Woolf, y eso no es sólo cosa del pasado.
Llevo bastante tiempo encontrándome este libro en estanterías varias de toda Murcia. A ver si un día por fin me decido y me lo llevo, en vez de pasearlo por la tienda/biblioteca.
voy a leer ese libro, que cierto es, como es necesaria la independencia económica y la educación para poder crecer y ser libres.
saludos!
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