Leyendo "Les veus del Pamano", un libro muy bien escrito pero que me trae por la calle de la amargura, he recordado una ¿anécdota?, por llamarle algo, que me contó mi padre hace tiempo.
Él es de un pequeño, muy pequeño, pueblo de Málaga. La primera vez que visitó Málaga capital, y la única hasta que se convirtió en adulto, fue a la vez que la visitó Franco. Y el alcalde, los falangistas, las fuerzas vivas en general, de su pueblo tenían que llenar un autobús de gente para ir a verle. Nada más pequeño que una multitud debía recibir al caudillo. Y supongo que sería igual en cada pueblo. Si te decían que a Málaga a levantar el brazo, ibas, levantabas el brazo, y al menos aprovechabas para enseñarle a tu hijo mayor algo que quizá de otra manera no hubieses podido.
3 comentarios:
Eso no ha desparecido todavía en muchos sitios.
Besos.
Si para ganar elecciones (ahora) -aún- hay que alquilar autocares señor Toro.
Mi padre es de una aldea (más pequeño que pueblo) de Málaga. Pizarro se llamaba (porque hoy día ya no existe como tal), junto a Benagalbón. Mi abuelo era rojo, jeje.
Por decirte algo...
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