
La primavera pasada el ayuntamiento llenó el centro de Zaragoza de poemas. Uno de ellos me hizo pensar mucho en lo que significa crecer y madurar. En lo que se pierde; la inocencia, la rebeldía, la sensación de ser invulnerable...
Es esta:
Es esta:
Cuando era muy joven y mi vida era tan ávida, quería destruir el orden establecido: la familia, el estado, la religión, el mundo.
Ahora quiero que no me destruyan.
Ahora quiero que no me destruyan.
por Ángel Guinda