Almendras, harina de habas, ajo, aceite de oliva, sal, vinagre, pan, uva y agua.
Salí de casa, cerré con llave y recibí un mensaje en el móvil. Mientras esperaba el ascensor lo leí. No recuerdo que hice en ese momento pero mi siguiente imagen es dentro de casa, sentada en el suelo, con la espalda apoyada en la puerta, llorando y pataleando.
Después no pude recorrer los 816 kilómetros para ir a despedirme de ella. Ni los recorrí unos días antes. Aún me pesa.
Han pasado muchos años, no sé cuantos, ni en que fecha exacta ocurrió.
Pero he hecho ajoblanco. Y seguiré probando hasta que sepa como el que ella hacía.
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5 comentarios:
Quizás no sea como el de ella pero a mí me ha encantado el tuyo.
Seguro que le gusta ver tu insistencia.
Hoy un abrazo enorme If.
cuando lo hagas tantas veces como ella seguro que no veras la diferncia.
Debe de estar contenta.
besos
yo me siento en su mecedora cada dia.
Son esas pequeñas cosas las que hacen que aunque ya no estemos, sigamos aqui. Abrzo.
Estoy segura que sabe a su recuerdo.
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